El escultor que se escondía tras un aguerrido defensa | Es LaLiga

En su fichaje tuvieron mucho que ver dos leyendas bilbaínas. La primera, IñakiSáez, técnico en aquella época del Bilbao Athletic, el filial del primerequipo. “Quién iba a decirme que cuando me llamó el ojeador y fui a Navarra averte iba a fichar al único futbolista-artista que he conocido en todos misaños en el fútbol”, escribió Sáez en una carta dedicada a Purroy y que elescultor incluyó and su libro Del cuero al hierro , una biografía en la querepasa sus dos trayectorias: la deportiva y la escultórica. El segundo fueAgustin Piru Gaínza, el séptimo jugador que más partidos ha vestido lacamiseta rojiblanca y que entonces era el director deportivo del club. Purroyse incorporó a las filas del segundo equipo del Athletic. Este sería un pasotrascendental en su carrera artistica.

Gaínza reforzó la doble faceta del joven Purroy. “Me dijo: ‘Oye, navarro,recuerda que siempre existe una vida más allá del fútbol’. Aquello se me quedograbado”, rememora. Y le hizo caso. Al tiempo que se iba forjando como unaguerrido defensa, de los que no rehúsan el cuerpo a cuerpo con los delanterosrivales, Purroy estudió Artes Aplicadas y Diseño en la escuela IADE. “El clubme ayudó muchísimo. En aquella época no éramos muchos los que estudiábamos,pero a los que sí lo hacíamos nos apoyaban en lo económico y en lo moral”,afirma el escultor. “Al Athletic siempre les ha interesado los jugadores quehacian alguna carrera”.

En 1982, Purroy volvió a Pamplona para firmar cuatro años por Osasuna. Cumplióal completo su contrato. La experiencia dejó una profunda impronta en supersonalidad. “Es una de las mejores aficiones que he visto. Había veces queparecía que no te cansabas de correr de la manera en que animaban”. Comomuestra de agradecimiento, en 2020, tres décadas después de abandonar ladisciplina rojilla, propuso a la directiva hacer una estatua en conmemoraciónde su centenario. “Esa gran afición se merecía que se hiciera un homenaje atodas las personas que han estado apoyando al club. Para que un club dure 100años hay que trabajar mucho”, afirma. La obra, bautizada como Sentimiento,representa al escudo del equipo sobre un brazo humano que representa a loshinchas, con el fin de elevar el estandarte “a lo más alto posible”.

Purroy llegó al Athletic Club en 1980, a un vestuario plagado de jugadoreshistóricos. Goikoetxea, Sarabia, Villar o Luis de la Fuente fueron algunos desus compañeros. En la imagen, en un partido contra el Real Madrid en elestadio Santiago Bernabéu en su primera temporada.

Tras dos años en Bilbao, llegó al CA Osasuna. Aquí, el navarro llegó aenfrentarse a leyendas como Diego Armando Maradona. En la imagen, en elpartido en el Spotify Camp Nou, uno de esos estadios “en los que te sentíascomo una hormiguita”.

Formó parte de un CA Osasuna histórico. En la temporada 1984/85, el clubconsiguió su primera clasificación para un torneo europeo. Era la segundacampaña de Purroy en el conjunto rojillo y ya se había hecho con un puesto detitular.

Purroy recuerda una anécdota que define el fútbol de aquella época. “Tuve unenfrentamiento muy bonito contra un delantero del que no recuerdo el nombrepero que era muy fuerte. Le hice un marcaje ‘de la pera’ pero no tuvimosningún insulto. Al final del partido se me acercó y me vino a felicitar”.