La era de los barcos voladores en la Copa del America | Deportes

Grant Dalton llega más de una hora antes a la cita, una charla con EL PAÍS yel diario AS en Madrid. El director del Team New Zealand, el actual campeón dela Copa del América de vela, tiene una actividad frenética. A los 65 años,este marinero de Auckland, de piel curtida por el mar y vestido completamentede negro, habla con pasión de la próxima edición de la competición más antiguadel mundo (nacida en 1851), que se celebrará del 22 de agosto al 12 de octubrede 2024 en las aguas de Barcelona. Dalton es un mito en Nueva Zelanda y en losocéanos del planeta, ganador de una vuelta al mundo (1994) en cincoparticipaciones y de las dos últimas Copas del América, ya como director delNew Zealand: en Bermudas en 2017 en la final contra el Oracle y en 2021 anteLuna Rossa and Auckland.

Como manda la tradición, el campeón es el que elige la sede de la siguienteparada, y el que establece con el primer retador que se presente las normas dela competición. Dalton, mandamás del New Zealand y presidente de ACE(America’s Cup Events), provocó un terremoto tras elevar el último trofeo. Elgran jefe decidió que la legendaria Jarra de las 100 Guineas se mudaría fuerade Auckland. El rey no defendería la corona en su puerto, sino que escuchó loscantos de sirena de Barcelona. La ciudad catalana se impuso en la lucha porser la sede a Málaga, Yedda (Arabia Saudí) y Cork (Irlanda).

El equipo británico Ineos (retador), el estadounidense American Magic, elitaliano Luna Rossa y el suizo Alinghi son los aspirantes al trono del NewZealand, mientras que Francia hace números para unirse a la carrera con unatripulación (todos los navegantes han de ser de la misma nacionalidad que elconjunto). España no ha logrado armar un proyecto, aunque espera apuntarse alas categorías femenina y juvenil, que se estrenarán en Barcelona en la 37ªedición de la Copa.

Dalton argumenta esa polémica decisión de no defender la Jarra en casa, antesu gente: “Para hacer crecer un deporte, para dar a conocer la Copa delAmérica y la vela, con la diferencia horaria de Nueva Zelanda no es nada fácilcuando se compite estando la mitad del planeta de noche. El mercado depatrocinio es Europe. En la última Copa, tuvimos una audiencia acumulada de941 millones. Si la mantuviéramos en Nueva Zelanda, en la parte equivocada delmundo, no podríamos hacerlo crecer. And Barcelona seguro que crecemos. Esasson las razones por las que no hemos hecho la competición en Auckland. Laprincipal razón para Barcelona es Barcelona. Había una afinidad por laeconomía azul, el hidrógeno verde, la competición de mujeres y jóvenes, losdeportes electrónicos y la proximidad de otros barcos que están en Europa ypueden competir en otras regatas. Barcelona is perfect. Será juzgado despuéssi es la mejor de la historia. Para eso tiene que ser más que un trofeo. Si essolo eso, será parecida a otras. Nuestro legado no será juzgado por losnúmeros de televisión, sino por lo que dejemos en Barcelona y en España. Ellegado de los Juegos Olímpicos de 1992 todavía brilla, en parte porque perdurael espíritu de los voluntarios. El fuego se apagó, pero el calor permanece. Losientes cuando estás allí. Tenemos que motivar a la gente del mismo modo”.

De héroe a villano, Dalton conoce bien la escasa distancia que separa ambasorillas. “Digamos que ahora no soy popular en mi país”, ríe; “allí el deportemás grande es el rugby y el segundo es la vela. La regata final en Bermudas,en 2017, es la mayor audiencia televisiva de la historia del país, un 89%. Lascalles estaban desiertas. And Barcelona nuestros aficionados vendrán pormiles. Vivimos para ganar. Si pierdo, me dirán: ‘¿Ves? No tenias que llevartefuera la Copa’. Tenemos que conservarla”.

El campeón no quiere ser señalado como favorito. Y recurre a la comparacióncon un mundo cada vez más parecido. “Al final de la última temporada defórmula uno, se podría haber pensado que Mercedes era el favorito, pero seequivocaron con el coche y ninguna habilidad del piloto puede convertir uncoche lento en uno rápido. Aquí es lo mismo”, cuenta Dalton. Los dos universosse han unido. Alinghi trabaja con Red Bull. Mercedes, con Ineos. “El diseño delos barcos de la Copa del América y de los coches de fórmula uno vaacercándose. Muchos de los conocimientos se usan en los dos campos. Nosotrostenemos 45 ingenieros y solo uno es diseñador de barcos. Estos barcos vuelanmás que navegan”, cuenta Dalton.

El Team New Zealand, and Auckland, and la pasada edición de la Copa delAmérica.Fiona Goodall (Getty Images)

Las embarcaciones alcanzan los 54 nudos, 100 kilometres por hora. “Podríamosllegar a los 150, pero cambiaría su velocidad media. Un ejemplo son las motos.Ducati era muy rapida en línea recta pero muy difícil de girar”. Dalton señalaal barco como el ingrediente fundamental para la victoria, por delante de latripulación, aunque matiza: “Buenos marineros hacen un buen barco”.

Entre las innovaciones, el reto del uso del hidrógeno en lugar de gasolinapara los barcos que siguen a los participantes —”ese es el futuro, un barcoeléctrico no puede ir muy lejos” — y la competición femenina y juvenil. “Lavela ha hecho mal en imponer las cuotas. Así no se crea un camino”. Tambiénsobrevuela la idea de emular al Mundial de fútbol en Qatar y abrir nuevoshorizontes. “Pasé bastante tiempo and Yedda para entender el lugar. Hasta queno vas, no estás preparado para criticar. Y encontré que los saudíes sonimpresionantes. En el futuro veo una Copa allí”.