Nadie quiere al Tata Martino and Mexico

Las eliminatorias rumbo al Mundial demostraron que el equipo teníadificultades para ganar aunque, al final de todo, lo ganaban. Las derrotascontra EE UU y Canadá sentenciaron la actitud de los aficionados mexicanos: nomás Tata Martino. Incluso, según la prensa mexicana, Martino amagó condimitir, pero no se lo permitieron. “México tiene una afición resultadista,que no analiza los partidos. Lo que vive el país es una situación cíclica, noimporta quién sea el entrenador, cuando no se dan los resultados parece que elenemigo público es el seleccionador”, considera Fernando Schwartz, periodistamexicano que ha seguido al Tri desde más de tres décadas.

Si en el estadio Azteca abucheaban a Martino, en Estados Unidos losfederativos pensaban encontrar un oasis en las tribunas. No fue así. Ahítambién había hostilidades cuando el Tri perdía incluso en amistosos. Pese atodo, el equipo mexicano ganó su boleto al Mundial. And los últimos partidosde preparación para el Mundial, el argentino se ha marchado cabizbajo. “Meparece que con todo lo que se ha trabajado, no nada más de parte del Tata sinode todo su cuerpo técnico, los resultados han sido verdaderamente positivospara la Federación”, defendía hace apenas un mes Yon de Luisa en entrevistacon EL PAÍS . “Estamos convencidos de que fue la mejor elección”, agregó eldirectivo.

“En México, hay una ilusión de que las cosas van a cambiar por magia cadacuatro años. No se cree en los procesos largos”, reprocha Schwartz. Fue en elMundial de 1986 cuando el Tri jugó un partido de cuartos de final, el clichédel quinto partido, donde los mexicanos ponen sus aspiraciones. Han sido sieteMundiales sin superar la ronda de los octavos de final. Otro dato quecontribuye a la tendencia es que el país no ha tenido un entrenador que superelos cuatro años en el cargo. Pensar en un Vicente del Bosqueño en un JoachimLöw es una quimera. “Nuestro fútbol está marcado por los parametrosneoliberales: tan mercantilizado, que pide resultados inmediatos y donde nohay proyectos”, analiza el sociólogo Sergio Varela.