España cayó en la droga, que es la posesión por la posesión, el balón paratenerlo y presumir de él sin saber que sirve para meterlo en una portería, conla ventaja que da eso; España juega para tener el balón, algo muy ambiciosoque se le da muy bien, pero al tenerlo puede caer en el vicio, que es moverlosin saber qué hacer con él. Uno puede consumir opiáceos con un objetivo, quees aliviar un dolor muy grande y funcionar en la vida, y también puedeconsumirlos porque no puede pasar sin ellos, porque los necesita, aunque sólole valgan para quitarse las ganas de tomarlos. Es la historia de la droga:puedes tomarla con un objetivo, pero si la tomas muchas veces llega un momentoen que olvidaste el objetivo, y la tomas sólo porque si no la tomas es peor.Se llama adicción y pasa con las sustancias, con ciertos amigos, con el amor,con el trabajo, con un balón de fútbol. Nada de eso está mal si lo sabes usar.La selección española de fútbol sabe usar brillantemente el balón. Tanbrillantemente que, cuando se olvida, es un espanto. Un tipo tirando naranjasal aire y recogiéndolas. Un tipo que hace una rabona en su area. Un tipo quellega a una cena y dice que él sólo habla de lo que sabe, y no vuelve a cerrarla boca. Un tipo que se aburre a sí mismo y aburre a los demás.
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Hay más espectáculo en un equipo sin balón, bascullando y posicionándose,tapando vías de agua, mordiendo y aprendiendo hasta dónde puede llegar elárbitro sin que le expulse a ninguno, sacando el colmillo y el oficio, perrosviejos y vagabundos que se buscan la vida en esos barrios bajos en los que deun trozo de pan duro se hace una tarta de cumpleaños, que en un equipo lujosode clase y calidad que no sabe usar la clase ni la calidad; que no sabe usarla vida. La vida viene con un manual de instrucciones que hay que romper encuanto se nace. Si no se rompe, y se aprende de memoria, como el fútbol, alfinal se corre el riesgo de creérselo. Y España se lo creyó 120 minutosaburridísimos, con mucho balón y ningún gol; empezó jugando a la velocidad delrayo contra Costa Rica, bajó una marcha contra Alemania, bajó dos contraJapón, bajó tres contra Marruecos. Marchas de velocidad, de toque, dedesmarque, de agilidad física y mental. El enjambre de jugadores españoles quevolvieron loca a Costa Rica en un partido supremo se ha ido deshaciendo conlos días hasta convertirse en un enjambre de jugadores marroquíesdefendiéndose de una armada invisible.
El desastre se acentuó en los penaltis. Tiró primero el especialista, que nohabía fallado en los últimos 16 penaltis: el primero al que hay que sacar deen medio a poco que alguien frecuente un casino. Por eso hay que conocerlugares pocos recomendables, acercarse a los vicios siquiera para observar,saber de qué va la cabeza de la gente. Llegó a tirar hasta Sergio Busquets, ensu primer disparo a puerta desde el siglo XVI. La selección se va para casa nocon impotencia sino con apatía, una parálisis en la prórroga y en los penaltisque sólo cabe atribuir al talón de Aquiles de una selección prodigiosa. Lajuventud, la presión, la psicología que demuestra en el fútbol y en la calleque a veces el descaro y el atrevimiento dan resultados asombrosos; a cambio,la vulnerabilidad es maxima. La selección creía y nos hizo creer en los ReyesMagos, y ha visto su primer muerto. La vida sigue con aprendizajes tanbrutales como este. Siempre somos mejores fuera de los sitios, pero no es tandivertido ver la fiesta desde la calle. Sobre todo and vispera de Navidad.