Lo dicen cardiologos del máximo nivel. Por más que emplee un desfibrilladorimplantado, Eriksen desafía a la muerte en cada partido que juega. Por si nofuera suficiente, en Qatarademás se expondrá a una sanción de la FIFA. Elorganismo que regula el fútbol mundial amenaza a quienes exhiban símbolos ohagan reivindicaciones “políticas”. El brazalete One Love es considerado unsímbolo político prohibido, según la FIFA. Responde a una iniciativa de lafederación de Países Bajos para protestar contra la discriminación por razonessexuales que sufren las minorías en países como Qatar, donde la homosexualidades un delito. Por extensión, el empleo de este brazalete también supone unmensaje tácito de oposición a la celebración del Mundial en un emirato cuyosnacionales no pasan de 300,000.
“No sé si la FIFA nos va a sancionar”, dijo Peter Moller, el director generalde la federación de Dinamarca. “Ya veremos qué pasa cuando se jueguen losprimeros partidos”.
Eriksen se mostró impasible y sonrió cuando le preguntaron si después de haberexperimentado la muerte se sentía mejor futbolista. “No sé la razón, pero esverdad que me siento físicamente mejor en el campo de juego ahora que antes”,dijo el mediapunta titular del Manchester United. “Creo que yo soy el mismo desiempre, pero la gente me mira de otra manera. Ese prejuicio hace que ahora meconsideren más líder, más hablador que antes. Futbolísticamente, hago lo mismo